Cáncer de mama y la nutrición
- Cancer es solo un sintoma

- 10 nov 2019
- 3 Min. de lectura
Esta publicación formaba parte de lo que tenia previsto compartir en el mes de Octubre que está dedicado al mes de concientización del cáncer de mamas, así que aunque el mes de Octubre ya termino vamos a seguir abordándolo el tema y aclararando algunos puntos.
El cáncer de mamas después del cáncer de piel es el cáncer más común entre las mujeres estadounidenses. Pero se ha podido demostrar que haciendo un cambio radical en el estilo de vida se logra afectar el riesgo de adquirirlo. Los investigadores han demostrado comprobar que limitando el consumo de alcohol, consumiendo principalmente alimentos vegetales y mantener un peso corporal normal, se puedo reducir el riesgo de cáncer de mamas en un 62%. Sorprendentemente, una dieta basada en plantas junto con caminar todos los días puede mejorar nuestras defensas contra el cáncer en solo dos semanas. Los investigadores han mostrado que este tipo de dieta ayuda a prevenir, tratar y revertir algunas de las principales causas de muerte. Estas dietas reportan mejorar la digestión, incrementar energía, mejorar el sueño, la función física, la vitalidad y la salud mental; mejorar el peso, niveles de azúcar, habilidad para controlar el colesterol, estados emocionales, incluyendo la depresión, ansiedad, fatiga, el sentirse bien y llevar a cabo nuestras funciones diarias.
Los investigadores atribuyeron este efecto una hormona de crecimiento natural que puedes ser promotora de cáncer llamada IGF-1. IGF-1 es una hormona de crecimiento humano natural que ayuda a la transición del cuerpo de la infancia hasta alcanzar la edad adulta. Sin embargo, si los niveles permanecen demasiado altos nuestras células recibirán un mensaje para crecer, dividirse y continuar creciendo y que cuanto más altos son los niveles de IGF-1 en nuestro cuerpo, mayor es el riesgo de desarrollar cáncer. Ahora, la proteína animal parece estimular la producción de IGF-1, sin embargo, después de solo 11 días de reducir la proteína animal, nuestros niveles de IGF-1 caen en un 20%, sin embargo el consumo de proteína vegetal puede no causar este mismo efecto. Los productos lácteos y el exceso de soya pueden causar resultados elevando el IGF-1 mientras la dieta a base de planteas y ejercicios parece reducirla. Pero no solo la proteína animal puede ser dañina, los carcinógenos en la carne muy cocinadas, a la parrilla o ahumadas incrementan hasta en un 47% las probabilidades de adquirir cáncer de mama. Los científicos pudieron vincular el consumo de carne frita con la cantidad de daño en el ADN que se encuentra dentro del tejido mamario de las mujeres, este tipo de daño puede potencialmente causar que una célula normal mute en una célula cancerosa.
El colesterol también puede desempeñar un papel en el desarrollo en la progresión del cáncer de mama, ya que el cáncer parece alimentarse de él. Se cree que el cáncer usa el colesterol para producir estrógenos o apuntalar las membranas tumorales para ayudar al cáncer a migrar e invadir más tejido. En otras palabras, los tumores de seno pueden aprovechar los altos niveles de colesterol circulante para alimentar y acelerar su propio crecimiento.
Para concluir podemos decir que debemos consumir menos carne muy cocinada, más frutas y vegetales, ya que el aumento del consumo de proteínas animales ha sido asociado a un aumento de cáncer, mientras que un aumento de la ingesta de proteínas vegetales se asoció a una disminución de cáncer. Una dieta casi exclusivamente basada en plantas permitía una reversión aparente en el crecimiento temprano del cáncer.







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