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Entender la paradoja de las mamografias...

Entre los daños más frecuentes asociados con las mamografías, encontramos: los resultados falsos positivos, el dolor que causa el procedimiento y la exposición a la radiación; pero la mayor desventaja, es el sobrediagnóstico, es decir, el diagnóstico y el tratamiento del cáncer de mama que se aplica una vez descubierto y que nunca se hubiera aplicado si las mujeres no hubiesen aceptado someterse a una mamografía, convirtiéndose este procedimiento en una amenaza para la salud, lo que hace que las mamografías de rutina, estén siendo cuestionadas.

El cáncer no es una sentencia de muerte, pero muchas personas creen que el tener una célula cancerosa en el cuerpo progresará de manera predecible e inevitable, causando la muerte. Lo cual no es cierto para la mayoría de los cánceres, ya que algunos no son tan agresivos y les tomara tiempo crecer para poder causar problemas, otros ser reconocidos por nuestro sistema inmune y ser atacados con éxito, donde al final mueres con un tumor, en lugar de, por tu tumor.

Existen estudios, de autopsias que se realizaron a mujeres jóvenes y de mediana edad, que murieron en accidentes automovilísticos y se encontraron, que el 20% de ellas, tenían cáncer de mamas. Estas estadísticas reflejan que, 1 de cada 5 mujeres lo tienen; y el riesgo de morir de cáncer de mama es menor del 1% y el riesgo de morir de cáncer de mama en toda tu vida, es menor del 4%. Lo que muestra, que muchos de estos cánceres que se encuentran incidentalmente, nunca hubiesen causado algún problema.

La definición de cáncer del siglo XIX, que data de 1860, lo define por su apariencia bajo un microscopio y no por su comportamiento. Bajo esa definición, 1 de cada 5 mujeres tendrá cáncer, lo que implica hacer algo al respecto. Aquí aparece la disyuntiva de qué hacer si lo descubres. Primero, seria pasar por el infierno psicológico de temer por tu vida; y segundo pensar que si nunca va a crecer, encontrarlo de forma temprana causaría problemas, por el hecho de que tendrías que tratarlo y sufrir así, los efectos físicos del tratamiento, todo innecesario porque podría nunca causar problemas.

Las autopsias de accidentes automovilísticos muestran que entre el 7% y el 39% de las mujeres con edades de 40 a 70 años, caminan libremente con pequeños cánceres de mama. Otras estadísticas muestran que entre el 30 a 70% de los hombres mayores de 60 años, tienen cáncer de próstata, y hasta el 100% de los adultos mayores, tienen cánceres microscópicos en sus glándulas tiroides. Sin embargo, solo un 0.1%, lo que significa 1 de cada 1,000, terminara sufriendo o muriendo de cáncer de tiroides. Las pruebas mediante imágenes para detectar estos cánceres pueden ser complicadas, o potencialmente peligrosas, ya que, en muchos casos y a veces en la mayoría, podrías haber estado mejor si nunca lo hubieran detectado.

Por otro lado, esto no es verdad para todos los cánceres. Hay poca evidencia sobre el sobrediagnóstico para el cáncer cervical o colorrectal, donde estos parecen seguir creciendo y conocerlo temprano es mejor. Las pruebas de papanicolau, muestran que las tasas de mortalidad por cáncer de cuello uterino se redujeron, con solo una sigmoidoscopía. Entre los 55 y 65 años, puede disminuir el riesgo de morir de cáncer colorrectal hasta en un 40%. Pero realizar mamografías de manera rutinaria, no parece reducir la mortalidad por cáncer de mama en absoluto. Con una tasa de sobrediagnóstico del 30%, refleja que por cada 2,000 mujeres que se realizan mamografías durante 10 años, 1 vera su vida prolongada y 10 mujeres sanas, serían sobrediagnosticadas, y que no tendrían un diagnóstico de cáncer de mama, si hubieran evitado las mamografías y donde 1,000 mujeres, habrían recibido falsas alarmas, convirtiéndose, en paciente oncológico innecesariamente o de por vida, significando una vida más corta y donde algunas tratadas, morirán debido al tratamiento.

Todo esto despierta grandes preguntas sobre la realización de las mamografías de rutina. Irónicamente las personas más perjudicadas, son las que reclaman el mayor beneficio, pensando que de esa forma salvaron su vida. Pero el escenario es, que es 10 veces más probable, que el tratamiento no haya hecho nada, porque el cáncer no le habría causado problemas.


 
 
 

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