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Hoxsey Bio Medical. Mi experiencia...



Después de haber compartido la historia de las clínicas Hoxsey, me toca compartir mi experiencia de haber estado allí.

Durante el primer año de mi tratamiento de quimioterapia, escuchando historias en internet de tratamientos alternativos y de cómo los tratamientos convencionales afligían al cuerpo, debilitándolo, entendí lo importante que era reforzar mi sistema inmunológico. Me sentía confiada con mis suplementos de Youngevity, porque sabía que estaban funcionando, mi cuerpo me lo decía, sin embargo sentía que necesitaba algo más. Leí sobre una clínica y recordé haber escuchado de ella a través del Dr. Glidden, confirme esta noticia con Roxana, era cierto; y con esas sólidas recomendaciones decidí investigar un poco más. Hice muchas llamadas a la clínica, cada vez que colgaba se me ocurría una pregunta nueva, pero después de informarme del tratamiento, del lugar donde quedarme y que debía esperar, resolví que ese era el lugar. Más adelante siguieron apareciendo más noticias de la clínica, encontré un documental que hablaba de cáncer y aparecía la clínica, mostraban entrevistas de personas que habían logrado alcanzar su salud y eso confirmo mi decisión.

Como muchas de las cosas que he hecho en mi vida, esto se convirtió en un proyecto familiar, les deje saber a la clínica que iría con mi familia y que me preocupaba el ambiente, no quería que fuese una experiencia deprimente, pero la persona con quien hable me aseguro “…este es un lugar feliz”.

Con la decisión ya tomada, decidimos embarcarnos hacia ese destino. Había entendido que no podía sentarme a esperar y dejar que otros tomaran decisiones por mí, sonaba ser un buen lugar donde comenzar, sabia algo de su historia y aunque sonaba una locura y se alejaba de cualquier cosa que hubiera hecho antes, emprendimos esta aventura con el apoyo de mi familia.


La frontera y la Clínica

Mi hija mayor y yo salimos primero, aterrizamos en San Diego, una ciudad de la que nos enamoramos, allí nos recogió una camioneta y nos llevó al hotel. Al día siguiente muy temprano salimos a la clínica, una camioneta nos llevaría. El paso a México fue muy rápido, una pequeña parada en la frontera, la camioneta paro en varias clínicas dejando pacientes y finalmente llegamos al Bio Medical Center. Al llegar, firmas tu nombre en una lista, te toman una muestra de orina y de sangre, te hacen unos rayos X y te atiende un Doctor que te hace una buena revisión médica. Yo lleve mi súper carpeta con mi historia, junto a mi bolsa de suplementos, para dejarles saber todo. Después esperas a que los doctores se reúnan y deliberen sobre tu tratamiento, que mayoritariamente consiste en hierbas especiales, un tónico y una dieta especial, nada difícil de llevar. Al terminar, tipo 5pm, te recoge la camioneta y pasan por unas farmacias a recoger tu tratamiento y allí termina el día para la mayoría de los pacientes, yo había dispuesto pasar una semana para recibir el tratamiento intravenoso de Vitamina C y Laetrile que lo describen como una quimioterapia natural.

El regreso a San Diego es otro cuento, tienen líneas destinadas para las visitas médicas, pero el tiempo que pasa uno en las colas es totalmente impredecible, puede ser 1, 2 y hasta 3 horas, quizás más. Es la frontera más transitada entre los Estados Unidos y México. El tratamiento tiene un costo aproximado entre $400 y $2,600.


Mi Experiencia:

Nuestra experiencia comienza desde que nos subimos a la camioneta y escuchas a las personas hablar de la clínica y compartir sus historias. Algunos vienen por primera vez, otros regresan para un chequeo después de estar asistiendo por años. Mi sensación cuando entras a ese lugar es que no existen mascaras entre las personas que están allí, las personas hablan libres y sin temor, vienen de todas partes del mundo, con diferentes tipos de cáncer y enfermedades. Hemos visto gente muy enferma y como al día siguiente se recuperan de manera positiva visible y rápidamente.

En la sala de espera tienen cuadernos, donde la gente escribe de sí mismos y su historia, al leerlos te llenas de fuerza y esperanza, allí también está mi historia. Lo describo como un lugar mágico, donde todos comparten una esperanza, mejorar. Es un lugar familiar, amigable lleno de risas y alegrías.


Anécdotas

El primer día que fui a recibir mi primer tratamiento intravenoso, se presentó una enfermera que trabaja allí, Leola. Llego con una gran sonrisa y me dijo “…ya bendije este suero como lo hago todos los días, para que cada gota que entre a tu cuerpo permita sanar a cada una de tus células… …rece para que logres recuperar tu salud”, mientras yo escuchaba sus palabras mis lágrimas corrían por mi rostro. Ella continuo poniendo el tratamiento a otras personas que estaban allí y yo compartí en lágrimas sus palabras, esas son parte de mis maravillosas experiencias que se repiten cada vez que estamos allí. Hemos desarrollado un sentido para entender que las cosas que nos suceden, no son casualidad, siempre hay un mensaje destinado hacia nosotros y estamos curiosos de recibirlos, lo aprovechamos y lo agradecemos.

En nuestro último viaje al entrar a la camioneta, estaba una señora americana, muy conversadora y alegre, yo iba con mi familia como siempre y le pregunte para donde iba, me contesto que para el dentista, había encontrado uno muy bueno y significativamente barato a lo que se paga en este país. Luego, ella pregunto que para dando íbamos, yo le conteste, al Bio Medical, se voltea asombrada y nos dice “…pero no ve a nadie enfermo”, yo le contesto que sí, que yo tenía cáncer en el cerebro, ella que estaba sentada delante de mí, se voltea y me dice NO YOU ARE NOT (no tu no estas enferma), yo con una sonrisa le contesto que sí, ella me repite lo mismo NO YOU ARE NOT y yo le contesto nuevamente que sí y ella me toma la mano y repite una y otra vez lo mismo, cuando yo entiendo lo que me está tratando de decir, comencé a llorar, nos pidió que nos tomáramos las manos y siguió repitiendo lo mismo, a todos se nos salieron las lágrimas y al final me dice, “…yo veo y siento cosas y veo un ángel sobre tu hombros que te está cuidando” y nos muestra su brazo, con sus bellos parados, al final se bajó, y se despidió diciendo lo mismo.

Todos hemos hecho amigos allá, cada uno con una historia diferente. Hemos sido testigos de grandes cambios en las personas que hemos conocido allá, también tristemente hemos perdido amigos, pero al final siento que todos hemos aprendido y recuperado, porque encontramos un lugar de esperanza, donde la actitud positiva se siente, los médicos son compasivos y amigos por la forma en que atienden y sabemos de buenas historias con finales felices, es un lugar que inyecta deseos y ganas de vivir que son indispensables para sanarse. Tenemos que creer que podemos lograrlo, porque si no, perdemos el sentido de la vida y también la batalla.

 
 
 

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